En la próxima cumbre que se celebrará este miércoles en Holanda, los líderes de la OTAN tienen previsto respaldar un ambicioso objetivo para incrementar el gasto en defensa al 5% del Producto Interno Bruto (PIB) para el año 2035. Esta medida busca fortalecer la capacidad de la alianza para defenderse ante amenazas externas, especialmente en el contexto del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Mark Rutte, secretario general de la OTAN, advirtió que ningún país podrá optar por no participar en este aumento y enfatizó que “es crítico que cada aliado cargue con su parte justa del peso”. Además, informó que el avance de cada nación hacia esta meta será revisado dentro de cuatro años.
El objetivo del 5% se divide en dos componentes principales: un 3.5% dedicado al gasto directo en defensa —incrementando desde el actual mínimo recomendado del 2%, nivel que ya cumplen 22 de los 32 países miembros—, y un 1.5% adicional destinado a mejorar infraestructuras clave como carreteras, puentes, puertos y aeródromos para facilitar despliegues militares, así como fortalecer la ciberseguridad y preparar a las sociedades para posibles conflictos futuros.
Aunque España logró un acuerdo para quedar exenta de este nuevo objetivo, y el expresidente estadounidense Donald Trump manifestó que la cifra no debería aplicarse a Estados Unidos sino solo a sus aliados, la mayoría de los países respaldan la medida.
Los países europeos consideran que la guerra en Ucrania representa una amenaza existencial y han denunciado un aumento significativo en sabotajes, ciberataques e interferencias en sistemas de GPS atribuidos a Rusia. En respuesta, la OTAN se prepara para fortalecer la defensa colectiva y la resiliencia ante posibles nuevas agresiones.
Expertos de la alianza señalan que para asegurar la defensa de Europa y América del Norte ante un posible ataque ruso se requieren inversiones cercanas al 3% del PIB, un compromiso que ya han apoyado todos los 32 países miembros.