Robo de joyas del Louvre expone fallas de seguridad y genera crisis institucional

Por Redacción AAMX
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La directora del Museo del Louvre, Laurence des Cars, reconoció un “terrible fracaso” tras el espectacular robo de joyas de la Corona francesa, ocurrido a plena luz del día y valuado en más de 100 millones de dólares. Des Cars ofreció su renuncia, pero la ministra de Cultura, Rachida Dati, la rechazó.

El robo tuvo lugar el pasado domingo en la Galería Apolo, donde los ladrones ingresaron mediante una ventana forzada, rompieron vitrinas y huyeron en motocicletas, todo en menos de cuatro minutos. Entre las piezas sustraídas se encuentran tiaras, collares, pendientes y broches pertenecientes a la realeza del siglo XIX, incluyendo joyas vinculadas a las emperatrices Eugenia y María Luisa. Una de las piezas, la corona imperial de esmeraldas de Eugenia, fue recuperada fuera del museo, dañada pero reparable.

El incidente ha puesto en evidencia serias debilidades en la seguridad del Louvre, desde la escasez de cámaras externas hasta la falta de personal suficiente para vigilar sus más de 33,000 objetos. A pesar de que el museo había iniciado la instalación de nuevas medidas de seguridad, el robo demostró que las reformas aún no se aplican de manera uniforme ni efectiva.

La fiscal Laure Beccuau señaló que aunque el valor monetario del botín es altísimo, la importancia histórica de las piezas es incalculable, y existe preocupación de que los ladrones puedan destruir su valor cultural al intentar comercializar las gemas de manera anónima.

El robo ha generado críticas hacia el gobierno y la administración del museo, mientras que las visitas al Louvre se retomaron con normalidad, aunque con vitrinas vacías en la Sala Apolo, reflejando la vulnerabilidad de un patrimonio nacional considerado un símbolo cultural de Francia. Actualmente, unos 100 investigadores trabajan para identificar a los responsables y recuperar las joyas.

Este incidente plantea interrogantes sobre la seguridad en los museos más emblemáticos del mundo y evidencia la necesidad de reforzar la protección de colecciones históricas frente a amenazas audaces.

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