El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó el lunes las crecientes presiones para aceptar un cese al fuego en la Franja de Gaza, pese a las masivas protestas y huelgas que se llevaron a cabo en Israel. En su primera aparición pública desde las manifestaciones del domingo, que reflejaron la indignación de muchos israelíes tras el hallazgo de seis rehenes muertos, Netanyahu reiteró su postura firme en un punto clave de las negociaciones: el control del corredor Filadelfia, una franja a lo largo de la frontera de Gaza con Egipto que Israel asegura es utilizada por Hamás para el contrabando de armas. Tanto Egipto como Hamás niegan esta acusación.
“Nadie está más comprometido con la liberación de los rehenes que yo”, afirmó Netanyahu. “Pero no voy a permitir que me sermoneen sobre este asunto”.
El domingo por la noche, cientos de miles de israelíes tomaron las calles en una de las mayores manifestaciones desde que comenzó el conflicto, expresando su dolor y furia. Las familias de los rehenes y gran parte de la opinión pública responsabilizaron a Netanyahu, argumentando que los rehenes podrían haber sido liberados mediante un acuerdo con Hamás. El lunes, el país se sumó a una huelga general en señal de protesta.
Por la tarde, miles de manifestantes se congregaron frente a la residencia privada de Netanyahu en Jerusalén, exigiendo un acuerdo inmediato y portando ataúdes cubiertos con banderas israelíes. La policía intervino para retirar los ataúdes, lo que generó enfrentamientos y detenciones. En Tel Aviv, miles más protestaron frente a la sede del partido Likud, al que pertenece Netanyahu, según informaron los medios israelíes.
Mientras tanto, Estados Unidos, principal aliado de Israel, comienza a mostrar señales de impaciencia. El presidente Joe Biden, al ser interrogado por periodistas sobre si Netanyahu estaba haciendo lo suficiente, respondió con un rotundo «No». Sin embargo, subrayó que los negociadores aún están «muy cerca» de alcanzar un acuerdo.