Una reunión religiosa para celebrar el aniversario del nacimiento del profeta Mahoma se volvió mortal este viernes cuando un numero todavía incierto de atacantes suicidas se inmoló en dos mezquitas del país, matando a más de medio centenar de personas y convirtiendo éste en uno de los días más oscuros de Pakistán.
Eid Milad-ul-Nabi o aniversario del nacimiento del Profeta se celebra el 12 de Rabi ul Awal, tercer mes del calendario islámico, cada año en todo el país.
Najeeb Ullah, ahora tendido en un hospital de la ciudad de Mastung, es uno de los sobrevivientes de la carnicería que dejó el ataque cometido cerca de la mezquita Madina, en la provincia de Baluchistán, justo cuando la multitud salía del recinto para comenzar una procesión de celebración.
“Nos habíamos reunido frente a la mezquita de Madina cuando oí la explosión y de repente todo era polvo, se extendió por todos lados”, relató Ullah sobre los segundos antes de resultar herido.
Un segundo después de ese recuerdo, según recuerda Ullah, no podía abrir los ojos y solo los abrió de nuevo cuando estaba acostado en una cama de hospital.
El ataque a la mezquita de Mastung fue el primero y el más sangriento de la jornada, y causó al menos 52 muertos y más de un centenar de heridos según el balance de las autoridades, pero unas horas más tarde, otro atentado tuvo lugar en una mezquita de la ciudad de Hangu, en la conflictiva provincia de Khyber Pakhtunkhwa (KPK), en el noroeste del país, que dejó otros cuatro muertos y más de una docena de heridos.
Imágenes de vídeo muestran que unos cientos de personas se habían reunido en Mastung para la procesión de Eid Milad-un-Nabi, para celebrar el aniversario del nacimiento del profeta Mahoma, cuando una intensa explosión sacudió el lugar.
“Estamos presentes, oh profeta Mahoma”, cantaban los asistentes antes del ataque.
El Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), el principal grupo de los talibanes paquistaníes, negó su participación, pero una facción del grupo reivindicó más tarde el ataque suicida.
El ministro de Información del gobierno de Baluchistán, Jan Achackzai, lamentó este atentado como un ataque en el que la tolerancia religiosa y la paz en la provincia fueron el objetivo.
“Ningún baluchi o musulmán puede pensar en un acto así en este día sagrado”, dijo Achackzai para luego agregar sospechas de “elementos extranjeros involucrados en ello”.
El gobierno de Baluchistán anunció tres días de duelo durante los cuales la bandera nacional ondeará a media asta en los edificios gubernamentales de la citada provincia.
Un segundo atentado suicida devastó una mezquita de la ciudad de Hangu, en la conflictiva provincia de Khyber Pakhtunkhwa, con cuatro muertos.