El viernes, un avión de la aerolínea Voepass, con 61 personas a bordo, se estrelló en una zona residencial en el municipio de Vinhedo, en el estado de São Paulo, Brasil. Lamentablemente, no hubo supervivientes entre los 57 pasajeros y 4 tripulantes. El avión, un ATR-72-500, se precipitó en vertical y girando sobre sí mismo, cayendo en una zona de vegetación dentro del condominio Recanto Florido, una urbanización de alto nivel económico.
El accidente ocurrió poco antes de las 13:25 hora local, a unos 80 kilómetros del aeropuerto de Guarulhos, en São Paulo. El avión estaba a aproximadamente 3,500 metros de altitud cuando se desplomó en cuestión de un minuto. El impacto desencadenó un incendio que ha sido apagado, aunque los bomberos aún trabajaban en el enfriamiento del fuselaje.
El Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos (Cenipa) y la Policía Federal han iniciado investigaciones para determinar las causas del accidente, y ya han localizado las cajas negras del avión.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su pesar por la tragedia y solicitó un minuto de silencio en honor a las víctimas. Este accidente se ha convertido en el más grave en Brasil desde 2007, cuando un vuelo de TAM se estrelló contra un almacén en el aeropuerto de Congonhas, causando la muerte de 199 personas.
