En una decisión trascendental, la Corte Suprema de Japón ordenó al gobierno que pague una compensación adecuada a cerca de una docena de víctimas que fueron esterilizadas obligatoriamente según una Ley de Protección de la Eugenesia, actualmente en desuso, diseñada para impedir que las personas con discapacidades tuvieran descendencia.
Aproximadamente 25,000 personas fueron esterilizadas sin su consentimiento entre las décadas de 1950 y 1970 para «evitar el nacimiento de descendientes de mala calidad», según la ley, descrita por los abogados de los demandantes como «la mayor violación de los derechos humanos de la posguerra» en Japón.
El máximo tribunal declaró que la ley de eugenesia de 1948 era inconstitucional y rechazó la afirmación del gobierno de que el estatuto de limitación de 20 años debería protegerlo contra el pago de indemnizaciones.
El fallo beneficia a 11 de los 39 demandantes que lucharon en cinco tribunales menores de todo Japón para hacer que su caso llegara al máximo tribunal del país. Los casos de los otros litigantes aún están pendientes.
Tras conocer el fallo, los demandantes, varios de los cuales usan sillas de ruedas, sostenían letreros que decían «gracias» y «victoria» afuera del tribunal. «No podría estar más feliz ni podría haber hecho esto solo», dijo un demandante de Tokio, de 81 años, que usa el seudónimo de Saburo Kita. Kita explicó que fue esterilizado en 1957 cuando tenía 14 años y vivía en un orfanato. Le contó a su esposa su secreto, largamente guardado, justo antes de que ella muriera hace varios años, y añadió que se arrepentía de no haber podido tener hijos por esa causa.
El juez Saburo Tokura determinó que las cirugías de esterilización se realizaron «sin motivos racionales» y en clara discriminación contra los demandantes debido a su discapacidad. Según documentos del tribunal divulgados por sus abogados, el tribunal también dijo que el procedimiento violaba gravemente su dignidad y añadió que la continua discriminación y la grave violación de los derechos humanos durante 40 años a manos del gobierno era un asunto muy serio.
En 2019, en respuesta a varios fallos de tribunales menores que lo hacían responsable, el gobierno ofreció un pago único en reparación de 3.2 millones de yenes (19,800 dólares) a cada demandante. Sin embargo, el máximo tribunal declaró que la compensación era insuficiente.