El Ejército israelí prosigue su ofensiva en Rafah, al sur de Gaza, horas después de que el contralmirante Daniel Hagari, su principal portavoz, declarara que eliminar al grupo islamista palestino Hamás del enclave no es viable. Esta afirmación ha generado tensión con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien enfrenta protestas antigubernamentales frente a su residencia en Jerusalén.
En dos entrevistas con medios locales, Hagari afirmó que Hamás no desaparecerá «sin antes crear una alternativa» a su gobierno, respaldando así la crítica del ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien en mayo exigió a Netanyahu un plan de posguerra.
«Decir al público que no habrá terrorismo en Gaza y que no quedará un hombre armado es falso. Habrá terrorismo en Gaza. Hamás es una idea. Para sustituir a quienes manejan los servicios civiles y distribuyen alimentos, se necesita crear una alternativa viable. Esto es una decisión para el liderazgo político», señaló Hagari.
Además, el contralmirante comentó a la emisora pública israelí Kan que es probable que muchos de los 116 rehenes en manos de Hamás sean liberados en un contexto de tregua, no mediante operaciones de rescate, contradiciendo así dos de los objetivos de la «victoria total» de Netanyahu.
Las declaraciones de Hagari provocaron la indignación de la Oficina del Primer Ministro, que en un comunicado reiteró que «uno de los objetivos de la guerra es la destrucción de las capacidades militares y de gobierno de Hamás» y que las tropas están comprometidas con lograrlo.
Mientras los combates continúan, fuentes palestinas informaron la muerte de al menos 35 personas, elevando el número de fallecidos a más de 37,430 tras una noche de ataques en el campamento de refugiados de Nuseirat y contra un grupo de personas en Deir al Balah, ambas zonas centrales del enclave.
Fuera de la Franja, Netanyahu y su esposa, Sarah, se reunieron el jueves, en un gesto inusual, con algunos familiares de personas secuestradas que se sabe han fallecido en Gaza.