Entre muros y mariachis: familias migrantes protestan por la cancelación de “Abrazos, No Muros”

Por Redacción AAMX
4 Min Read

En una jornada marcada por el amor, el dolor y la resistencia, decenas de familias separadas por las políticas migratorias entre México y Estados Unidos se congregaron este sábado en la frontera entre Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas. Lo hicieron con una mezcla de frustración y esperanza, tras la cancelación de la edición número doce del evento binacional “Abrazos, No Muros”, que tradicionalmente permitía a seres queridos reencontrarse brevemente en el Día de la Madre.

La manifestación, organizada por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR, por sus siglas en inglés), fue bautizada como “Madres de la Frontera: Amor Sin Fronteras” y buscó reemplazar, aunque simbólicamente, el encuentro físico que por años ha sido un símbolo de unión en medio del desarraigo.

“Este año, lo que vivimos no fue un abrazo, sino una protesta”, declaró Margarita Arvizu, representante de la BNHR, desde el lado mexicano. Según explicó, la cancelación del evento fue consecuencia de la designación de la frontera como “zona militarizada” durante la administración del expresidente Donald Trump, lo que ha imposibilitado retomar la actividad como antes, salvo en el periodo de pandemia.

A pesar del obstáculo, las familias no se quedaron en silencio. Al pie del muro fronterizo, de uno y otro lado, resonaron canciones como Las Mañanitas y Amor Eterno interpretadas por mariachis, mientras flores, pancartas y figuras gigantes rendían homenaje a las madres separadas por la migración. La escena fue profundamente conmovedora para muchas mujeres que esperaban volver a abrazar, al menos por unos minutos, a sus hijas, hijos o hermanas tras años de distancia.

“Hace quince años que no paso el Día de la Madre con mi hija”, relató entre lágrimas María Luisa, una madre mexicana que aguardaba la oportunidad de verla frente a frente. “Para mí, este evento era un regalo, un bálsamo”.

Elba María Rosales, por su parte, lamentó profundamente no poder abrazar a su hermana mayor, a quien considera como una madre. “Es doloroso vernos tan cerca y no poder tocarnos. Solo nos daban tres minutos antes, pero eso valía mucho”, expresó, criticando las medidas migratorias que han endurecido los controles en la zona.

Voces como la de Elba señalaron directamente a Trump como responsable de estas restricciones. “No le costaba nada dejarnos una hora… siempre hay vigilancia, migración no nos quita la vista ni un segundo”, dijo, visiblemente afectada.

Del lado estadounidense, también hubo palabras cargadas de fuerza. Adriana Cadenas, de la Coalición Protegiendo Familias Migrantes, aseguró que lo ocurrido este sábado fue una muestra clara de lucha. “Aunque nos impongan leyes o muros, no vamos a desaparecer. Seguiremos aquí, como una sola comunidad”.

Para muchos, como Marina Cabral, ver a su madre desde la distancia fue un consuelo parcial. Marina, nacida en Juárez y residente de El Paso desde niña, no veía a su madre desde hace 14 años. “Me acerqué al muro, la vi, me voy con eso… no pude abrazarla, pero la vi bien. Eso ya es algo”, compartió con la voz entrecortada.

El evento concluyó entre música, lágrimas y flores, pero con una promesa firme de no rendirse. “Abrazos con muros o sin ellos, vamos a insistir”, afirmó Margarita Arvizu. “Este evento es nuestro, es parte de nuestra lucha, y no lo vamos a abandonar”.

La frontera, aunque marcada por el concreto y el acero, fue también escenario de una poderosa expresión de humanidad. Entre barreras y vigilancia, las familias no dejaron de alzar la voz: su derecho a abrazarse no se cancela.

Comparte este artículo