A un año del asesinato de María José, una joven de 17 años, y del ataque brutal que sufrió su madre, Cassandra, el dolor de la familia se mantiene intacto, agravado por la falta de justicia y la opacidad de las autoridades. María José fue víctima de feminicidio en abril de 2024 en Iztacalco, Ciudad de México. Su madre, al descubrir el crimen, enfrentó al agresor, Miguel «N», quien intentó matarla y le causó heridas tan graves que le arrebataron la voz y la dejaron con secuelas permanentes.
Este miércoles, al cumplirse un año de los hechos, la familia expresó su indignación ante la falta de respuestas y la muerte repentina del agresor, ocurrida hace apenas unos días, sin que las autoridades hayan informado oficialmente a las víctimas. “Se lo entregamos a las autoridades. Durante 12 años cometió crímenes y nadie lo detuvo. Estuvo un año preso y nunca se hizo justicia. No hubo juicio. No obtuvimos nada”, denunció Cassandra entre lágrimas.
Angela, tía de la joven asesinada, señaló que la muerte del feminicida lejos de representar una solución, deja más preguntas que respuestas: “Murió antes de rendir cuentas. Lo detuvieron gracias a mi hermana Cassandra, que sobrevivió de milagro. Ella arriesgó su vida y hoy lo que recibimos es silencio e impunidad”.
Aunque la versión oficial apunta a una caída o una intoxicación como causa de muerte, la familia no ha recibido información clara. “Nos enteramos por los medios. Hasta ahora nadie nos ha dicho nada concreto. Nos citaron apenas para la próxima semana, cuando el feminicida ya está muerto. Su muerte es absurda, sospechosa y no aclara nada”, expresó Ángela.
La abogada de la familia, Erendali Trujillo, confirmó que ni siquiera ha podido acceder a la carpeta de investigación correspondiente. “No sabemos en qué área de la fiscalía está. La información ha sido completamente opaca. Incluso tuve que obtener el número de carpeta por medios no oficiales. Esto es muestra de cómo opera un sistema lleno de negligencia y corrupción”.
Durante una ceremonia privada en el Panteón Español, la familia recordó a María José como una joven alegre, generosa y con sueños de estudiar una carrera universitaria. “Mi hija era noble, le encantaba estar en casa, estudiar, ayudar. Su muerte nos destrozó, y lo que más duele es que no haya justicia. Doy mi vida por volver a abrazarla”, dijo Cassandra entre sollozos.
Además del crimen en su contra, la familia ha vivido en constante zozobra. Días antes de su muerte, Miguel «N» logró comunicarse telefónicamente con Fernanda, hermana de María José, a quien amenazó y le confesó que tenía más de 30 víctimas. Incluso se burló de su dolor. “Se reía. Dijo que no se arrepentía de lo que hizo. ¿Cómo es posible que tuviera acceso a un teléfono y datos personales desde el reclusorio?”, cuestionó Fernanda.
La familia exige que se investigue la muerte del agresor, que se les proporcione información transparente y que se deslinden responsabilidades por la negligencia que permitió que el caso no avanzara en un año. “No puede ser que un asesino tenga más poder que el propio sistema de justicia. ¿Cómo le explicas a una madre que su hija fue asesinada y que el culpable murió sin pagar por ello?”, reclamó Ángela.
Para la familia, la lucha no ha terminado. Aseguran que seguirán alzando la voz por María José y por todas las víctimas que no han recibido justicia. “Lo que vivimos no es un caso aislado. Es el reflejo de un país que ha normalizado la violencia contra las mujeres y la impunidad. No nos vamos a rendir”, concluyeron.