El ministro Tevin Andrews de las islas de Granada, especialmente afectadas por el huracán Beryl, transmitió un mensaje urgente y directo a las autoridades humanitarias, señalando que se necesita «cualquier cosa que permita que un ser humano sobreviva». Esto fue en respuesta a la devastación causada por Beryl, que golpeó las islas de Carriacou y Petit Martinique con vientos catastróficos y lluvias intensas.
Simon Springett de Naciones Unidas para el este del Caribe y Barbados describió la situación como drástica y catastrófica, indicando que Beryl destruyó la infraestructura vital como plantas desalinizadoras, torres celulares, y dejó intransitables muchos caminos. Aproximadamente el 95% de las viviendas en Carriacou fueron afectadas, junto con negocios y fuentes de ingresos.
Carriacou, con una población de 9,000 habitantes, y Petit Martinique, con 2,000 residentes, fueron las más golpeadas, aunque Granada también sufrió daños menores. En otras islas como San Vicente y las Granadinas, se reportaron daños graves que afectaron a una población de 15,500 personas en total.
Naciones Unidas ha movilizado recursos urgentes, liberando 1.5 millones de dólares de su fondo de emergencias humanitarias para Granada y San Vicente. Se ha establecido un centro de operaciones logísticas en Barbados para coordinar la respuesta y llevar asistencia esencial a los afectados.
La situación sigue siendo crítica en estas islas del sureste del Caribe, y se espera una respuesta continua y coordinada de la comunidad internacional para apoyar en la recuperación tras este desastre natural.