En el segundo día de operaciones de un nuevo programa de ayuda respaldado por Estados Unidos en la Franja de Gaza, la desesperación de la población palestina provocó un caos en un centro de distribución de alimentos en Rafah. Miles de personas se aglomeraron, derribaron vallas y se abrieron paso entre la multitud, lo que llevó a los soldados israelíes cercanos a realizar disparos de advertencia, generando pánico y una estampida entre quienes buscaban ayuda.
Testigos, incluyendo un periodista de The Associated Press, reportaron escuchar disparos de tanques y armas, además de un helicóptero militar lanzando bengalas. El ejército israelí afirmó que sus tropas controlaron la situación tras los tiros de advertencia. Por lo menos tres palestinos resultaron heridos, uno con una herida sangrante en la pierna.
El centro de ayuda fue inaugurado el día anterior por la Fundación Humanitaria de Gaza, designada por Israel para administrar la distribución de alimentos, aunque la ONU y otras organizaciones rechazaron este sistema, argumentando que no podrá cubrir las necesidades de los 2.3 millones de habitantes de Gaza y acusando a Israel de usar la comida como un instrumento de control. Además, advirtieron sobre el riesgo de conflictos entre la población y los militares.
Ante casi tres meses de bloqueo, Gaza enfrenta una crisis alimentaria crítica. Los palestinos caminaron kilómetros desde los campamentos costeros para llegar al centro, pasando por puntos militares israelíes y haciendo filas largas en corredores delimitados. A cada persona se le registró y escaneó el rostro antes de entregar las cajas con alimentos básicos como azúcar, harina, pasta y tahini.
El desorden estalló cuando la multitud, que creció rápidamente, derribó las vallas y tomó las cajas, obligando al personal a retirarse temporalmente. Según un portavoz de la fundación, el personal siguió protocolos de seguridad para evitar pérdidas de vidas y reanudó las operaciones luego de que la multitud se dispersara.
La fundación cuenta con contratistas armados para proteger los centros y las rutas de transporte. Estos centros están ubicados cerca de posiciones militares israelíes en el corredor Morag, que separa Rafah del resto de Gaza. Actualmente operan cuatro centros, dos de ellos en Rafah.
La ONU y otros organismos humanitarios rechazaron participar en esta nueva modalidad de ayuda, señalando que obliga a la población a desplazarse cerca de pocos puntos para recibir suministros, lo que puede considerarse una forma de desplazamiento forzado y viola el derecho internacional. También criticaron el uso de tecnología de reconocimiento facial para la identificación de beneficiarios.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el episodio de caos como una “pérdida momentánea de control” que afortunadamente fue contenida, y reiteró el plan de Israel para trasladar a la población de Gaza hacia una “zona estéril” en el extremo sur, mientras continúan las operaciones militares contra Hamás.
Israel defiende este sistema alegando que Hamás desvíaba ayuda humanitaria, acusación que la ONU niega rotundamente. A pesar de ello, la ONU y otros grupos han seguido distribuyendo alimentos y medicinas en distintos puntos de Gaza durante el conflicto.
La agencia militar israelí encargada de coordinar la ayuda aseguró que hay 400 camiones de suministros esperando en el cruce principal hacia Gaza, pero acusó a la ONU de no recogerlos. Israel ha ampliado las rutas y horarios para facilitar la distribución dentro del territorio.
Desde Ginebra, la ONU reportó que las agencias enfrentan dificultades para recoger la ayuda debido a las rutas inseguras asignadas por Israel y calificaron el volumen de ayuda permitido la semana pasada como “enormemente insuficiente”.