El grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) ha tomado el control de la ciudad de Nahud, en el estado de Kordofán Occidental, y en los últimos días ha matado a alrededor de 300 civiles, incluidos 15 mujeres y 21 niños. La Comisión Nacional de Derechos Humanos de Sudán condenó esta «nueva masacre» y advirtió que las cifras podrían aumentar debido al asedio de las FAR y los bloqueos impuestos a los residentes que intentan abandonar la ciudad.
La masacre se suma a una serie de ataques que han afectado a la población civil desde el inicio del conflicto en Sudán en 2023, con las FAR acusando a los civiles de colaborar con el Ejército. Durante la toma de Nahud, las FAR también saquearon suministros médicos, mercados y el hospital de la ciudad. La Comisión de Derechos Humanos denunció que las imágenes obtenidas muestran «el pisoteo de los cuerpos de las víctimas» por parte de los paramilitares, lo que se considera una violación grave de los derechos humanos.
El Ministerio de Exteriores de Sudán calificó la masacre de «horrenda» y señaló que, según la información recabada, los ataques fueron motivados por razones étnicas. Además, subrayó que impedir que los civiles abandonen las zonas de conflicto representa una violación de las leyes internacionales, calificándola como un crimen de guerra y un crimen de lesa humanidad.
Las FAR, que desde el 15 de abril de 2023 protagonizan enfrentamientos contra el Ejército sudanés, siguen aumentando la violencia en la región. Nahud, un centro clave para el comercio y las operaciones militares, había sido considerada un punto estratégico para el despliegue de tropas hacia Darfur.
La comunidad internacional ha sido instada a presionar para que se garantice la seguridad de los civiles y se permita el acceso humanitario a la zona. La situación en Sudán continúa deteriorándose, con más de 12,5 millones de personas desplazadas y decenas de miles de muertos.