El gobierno de Javier Milei en Argentina ha provocado un intenso debate al manifestar que el salario mínimo debería eliminarse, considerándolo un «error». Según el portavoz presidencial Manuel Adorni, algunas personas estarían dispuestas a trabajar por menos dinero, lo que haría innecesario el esquema del salario mínimo. Adorni expresó que, en un futuro ideal, el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) dejaría de existir cuando la economía argentina se «normalice».
Esta propuesta ha generado fuertes críticas y preocupación, especialmente entre los sindicatos y trabajadores, quienes consideran que el salario mínimo es esencial para garantizar los derechos laborales y un nivel de vida digno. Actualmente, el salario mínimo en Argentina es de 279.718 pesos (aproximadamente 279 dólares), una cifra insuficiente para cubrir la canasta básica, mientras que la inflación anual se sitúa en un 166%, lo que sigue reduciendo el poder adquisitivo.
La eliminación del salario mínimo ha levantado el temor de que los empleadores puedan pagar sueldos bajos y explotar a los trabajadores, exacerbando la pobreza y la desigualdad en el país. En este contexto, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, criticó fuertemente la medida, calificándola de «esclavitud» y advirtiendo que eliminar el salario mínimo favorecería un modelo de capitalismo extremo. Petro subrayó que esta decisión va en contra de los derechos humanos y la dignidad de los trabajadores.
En respuesta a esta polémica, el gobierno argentino anunció un aumento escalonado del salario mínimo entre diciembre y marzo del próximo año, pero las críticas continúan, ya que muchos consideran que este ajuste no es suficiente para enfrentar los problemas económicos estructurales del país.