Durante la noche del viernes, drones rusos atacaron dos ciudades ucranianas, causando la muerte de al menos una persona y dejando decenas de civiles heridos, según informaron autoridades locales. Los ataques se dirigieron a la ciudad portuaria de Odesa, en el sur de Ucrania, y a Járkiv, en el noreste del país, alcanzando edificios residenciales.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reportó que más de 20 drones impactaron las localidades, provocando heridas a casi dos docenas de civiles, incluyendo a niñas de 12 y 17 años. Zelenski condenó estas acciones calificándolas como “tácticas de terror selectivo contra nuestra población” y exhortó a Estados Unidos y a la Unión Europea a intensificar la presión económica sobre Rusia.
Más de tres años después de la invasión rusa, Moscú no muestra señales de detener sus ataques. Actualmente mantiene una ofensiva de verano en un frente de aproximadamente 1,000 kilómetros y continúa realizando bombardeos de largo alcance que afectan áreas civiles.
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, indicó que se espera que la próxima semana se definan las fechas para una nueva ronda de conversaciones de paz directas.
En Odesa, el ataque nocturno provocó un incendio en un edificio residencial de cuatro pisos que colapsó parcialmente, dejando heridos a tres trabajadores de emergencias. Además, un incendio en las plantas superiores de un rascacielos de 23 pisos obligó a evacuar a cerca de 600 personas.
