La situación en las escuelas de Haití es crítica: faltan sillas, pizarras y sanitarios, mientras que la violencia de las pandillas agrava la pobreza y altera los servicios básicos. El sistema educativo estatal enfrenta un déficit de 23 millones de dólares, lo que contribuye al colapso de las instituciones educativas en la capital y otras regiones.
Yasmine Sherif, directora general del fondo La Educación No Puede Esperar, una iniciativa de la ONU para la educación en crisis, afirmó: “El país necesita ayuda.”
El viernes, Sherif anunció una subvención de 2.5 millones de dólares destinada a beneficiar a cerca de 75,000 niños mediante transferencias de efectivo, programas de alimentación escolar y otras medidas. Durante su visita de tres días a Haití, Sherif recorrió escuelas y se reunió con maestros, directores, funcionarios estatales y miembros de la sociedad civil.
Sherif hizo un llamado a la Unión Europea, así como a países como Francia y Estados Unidos, para que ayuden a cubrir el déficit educativo y destacó el impacto negativo de la violencia en el sistema educativo. “Mi principal preocupación es la seguridad”, señaló.
Actualmente, al menos 919 escuelas están cerradas en Puerto Príncipe y en la región central de Artibonite debido a la violencia de las pandillas, afectando a más de 150,000 estudiantes, según UNICEF.
Sherif afirmó: “La educación es parte de la solución. Eso podría poner fin a la pobreza extrema, la violencia extrema y crear estabilidad política y una fuerza laboral confiable.”
La violencia también ha dejado a unas 580,000 personas sin hogar en Haití, muchas de las cuales se han refugiado en alojamientos improvisados o han ocupado las escuelas, provocando su cierre. Las escuelas que aún están en funcionamiento están aceptando cada vez más estudiantes de instituciones que han cerrado.