El juez Gregorio Salazar Hernández, del Centro de Justicia Penal Federal en el Estado de México, otorgó a José Alfredo Cárdenas Martínez, alias «El Contador», una suspensión provisional de amparo en relación con su proceso de extradición internacional. La decisión fue tomada bajo el argumento de que la prisión preventiva justificada era improcedente.
En su lugar, se le impusieron medidas cautelares como presentarse semanalmente en la Presidencia Municipal de Matamoros, Tamaulipas; entregar una garantía económica de 5 millones de pesos en un plazo de cinco días hábiles; usar un localizador electrónico; no salir del país sin autorización; y no acercarse a ciertos lugares ni contactar a víctimas, testigos u ofendidos, en especial a la Embajada de Estados Unidos.
El Gabinete de Seguridad criticó que estas medidas fueran otorgadas sin notificar a la Fiscalía General de la República (FGR) ni permitir su intervención en la audiencia. Además, el 27 de noviembre de 2024, la FGR fue informada de que el juez Salazar Hernández había concedido una prórroga de un mes a la defensa de «El Contador» para cumplir con las medidas impuestas, particularmente la colocación del localizador electrónico y el pago de la garantía económica.
No obstante, el 26 de diciembre de 2024, el juez Enrique Beltrán Santes, quien estaba de guardia en el Centro Federal de Almoloya de Juárez, otorgó una nueva prórroga de dos meses, extendiendo el plazo hasta el 26 de febrero de 2025, lo que retrasó aún más el cumplimiento de las condiciones judiciales. Según el Gabinete de Seguridad, esta decisión también se tomó sin dar aviso previo a la FGR ni a la Secretaría de Relaciones Exteriores.
El Gabinete anunció que presentará un recurso de revocación contra el juez Beltrán Santes, además de una queja formal ante el Consejo de la Judicatura Federal, argumentando que no se respetaron los procedimientos al no informar a las instancias correspondientes.
José Alfredo Cárdenas Martínez, también conocido como «El Contador», «Alpha» o «Apá», es señalado como líder de la célula delictiva «Escorpiones», vinculada al Cártel del Golfo, y como sobrino de Osiel Cárdenas Guillén. Las autoridades lo identifican como un actor clave en el tráfico de drogas entre México y Estados Unidos.