El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se reunió este lunes en la Casa Blanca con su homólogo estadounidense, Donald Trump, donde expresó el deseo de su país de ayudar a Estados Unidos con los problemas de crimen y terrorismo. Bukele destacó que, aunque El Salvador es un país pequeño, están dispuestos a ofrecer su apoyo en la lucha contra estos desafíos. Durante el encuentro, ambos mandatarios también abordaron el reciente acuerdo entre los dos países para encarcelar a migrantes expulsados de Estados Unidos en El Salvador, específicamente en el Centro de Confinamiento para el Terrorismo (Cecot).
Uno de los temas más polémicos discutidos fue el caso de Kilmar Ábrego García, un migrante que fue enviado al Cecot por error, a pesar de tener una orden judicial que lo protegía de la deportación. Bukele explicó que no tiene la autoridad para devolver a Ábrego García a Estados Unidos, y respondió tajantemente que no enviaría de contrabando a un terrorista al país. Sin embargo, reconoció que podría ordenar su excarcelación, pero dejó claro que no lo haría, ya que considera que liberar a terroristas en El Salvador sería inapropiado.
Bukele defendió su política de seguridad, resaltando que El Salvador se ha convertido en el país más seguro de América Latina, y subrayó su objetivo de evitar que el país vuelva a ser «la capital mundial de los asesinatos». Por su parte, la Administración Trump acordó un apoyo financiero de seis millones de dólares para El Salvador con el fin de seguir utilizando su prisión de máxima seguridad para albergar a migrantes vinculados con organizaciones criminales transnacionales, como la MS-13 y el Tren de Aragua.
Este acuerdo se basó en la ley de Enemigos Extranjeros de 1798, que fue invocada por Estados Unidos para enviar, en marzo, a 238 migrantes venezolanos y 23 salvadoreños, entre ellos Ábrego García, al Cecot, generando controversia por las condiciones de la prisión y las posibles violaciones de derechos humanos.
