Un testigo detalla cómo operaba el Rancho Izaguirre

Por Redacción AAMX
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El descubrimiento de un campo de exterminio en el Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, ha revelado una serie de hallazgos horribles, incluyendo pruebas que sugieren que el lugar también funcionaba como un crematorio clandestino. Artículos personales como pares de zapatos, prendas de vestir y otros objetos fueron encontrados por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, una organización dedicada a buscar a personas desaparecidas en el estado.

Este hallazgo ha despertado la angustia de las víctimas del crimen organizado y de familiares de desaparecidos, quienes han compartido sus testimonios en busca de respuestas. Uno de los casos más impactantes es el de Merari Noemí García, una joven madre de 19 años que desapareció el 20 de mayo de 2024. Según su hermana Rubí, Merari había sido reclutada por una agencia de seguridad privada que le ofreció un trabajo con un sueldo atractivo y clases de defensa personal, lo que la motivó a dejar a su familia para comenzar una nueva vida, aunque nunca regresó. Tras meses de incertidumbre, Rubí vio un enlace en vivo del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco en Facebook, donde se mostraban objetos personales que parecían ser de su hermana, incluidos unos tenis y una biblia que su madre le había regalado.

El hallazgo de estos artículos en el Rancho Izaguirre ha reforzado las sospechas de que Merari pudo haber sido víctima del crimen organizado, pero las autoridades aún no han confirmado la relación de los objetos con la joven. La Fiscalía del Estado ha explicado que no podrán obtener ADN de los restos encontrados debido a las altas temperaturas a las que fueron calcinados. A pesar de esto, Rubí no pierde la esperanza y sigue buscando respuestas, a pesar de sentir que no recibe suficiente apoyo por parte de las autoridades.

Además, Indira Navarro, líder del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, presentó el testimonio de una sobreviviente que estuvo en el Rancho Izaguirre. La víctima relató que fue engañada con la promesa de un trabajo, pero al llegar al lugar se dio cuenta de que había sido capturada por una organización criminal. Aterrorizada, permaneció allí durante tres años y medio, sobreviviendo a torturas y condiciones inhumanas. La testigo mencionó que las personas que estaban ahí en contra de su voluntad no tenían armas y eran sometidas a un trato cruel. Además, reveló que más de 1,500 personas podrían haber sido asesinadas en el rancho, y que las víctimas eran, en su mayoría, personas reclutadas con engaños para ser ejecutadas. Los llamados «hornos» eran utilizados para destruir los cuerpos, y cuando ya no podían seguir ingresando más personas, los cadáveres eran triturados.

Este descubrimiento ha sacudido a la comunidad, revelando la magnitud de los crímenes perpetrados en el Rancho Izaguirre y dejando a las familias de las víctimas con la esperanza de que se haga justicia.

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